Turismo y negocio

Turismo y negocio: Invertir en la República Dominicana

Invertir en la República Dominicana

"Esta guía proporciona información valiosa relativa a las ventajas de invertir en la República Dominicana, a las condiciones para la inversión extranjera directa y a su propuesta de valor como un destacado país para la inversión en Centroamérica y el Caribe y un líder regional del turismo que ha logrado unos resultados extraordinarios a pesar de la pandemia."

Zurab Pololikashvili,
Secretario-General, ONU Turismo

"La República Dominicana es un gran país y un gran destino para los inversores. Estamos decididos a promover un crecimiento más sostenible, con un entorno empresarial favorable, sostenido por procesos transparentes e inclusivos que garanticen el progreso colectivo de toda nuestra nación y el desarrollo de sus empresas"

Luis Abinader,
Presidente de la República Dominicana

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Introducción

Esta primera guía de inversión turística preparada para la República Dominicana es resultado del esfuerzo coordinado de ONU Turismo, el Ministerio de Turismo (MITUR) y el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (PRODOMINICANA). La guía ofrece información valiosa sobre las condiciones que ofrece la República Dominicana a la inversión extranjera directa, y presenta la propuesta de valor de un país que es uno de los más atractivos de Centroamérica y el Caribe para la inversión y un líder turístico regional que ha obtenido resultados extraordinarios a pesar de la pandemia.

La República Dominicana ha logrado unos resultados muy notables durante la pandemia; a pesar de la contracción económica de 2020, la inversión extranjera directa (IED) en el sector turístico alcanzó los 942 millones de dólares de los EE.UU. En 2021, la economía de la República Dominicana se recuperó y logró un crecimiento similar al de antes de la pandemia. Aproximadamente un 38% de esa recuperación se debió al sector turístico, que recuperó más de 300.000 puestos de trabajo, gracias a que la República Dominicana fue uno de los primeros países que abrieron sus fronteras.

Resumen

La República Dominicana es uno de los destinos más atractivos de la región de Centroamérica y el Caribe. De hecho, adelantada solo por Panamá, la República Dominicana era, antes de la pandemia, una de las economías que crecían con mayor rapidez de toda América Latina, Centroamérica y el Caribe. Entre 2015 y 2019, el país creció a un ritmo medio anual del 6,1%, mientras que el crecimiento medio anual de la región era del 3,1%. En general, el país tuvo un índice de crecimiento medio anual del producto interior bruto (PIB) superior al 5% durante más de 25 años, con algunos déficits fiscales procíclicos modestos y una ratio de deuda pública/PIB que crecía con lentitud.

Además, durante este periodo, la economía dominicana se caracterizó por su apertura a la inversión extranjera y su integración comercial con el resto del mundo. Por consiguiente, el país está convirtiéndose en el principal receptor de la inversión extranjera directa (IED) de todo el Caribe, siendo la IED una de las principales fuentes de divisas para el país. En otras palabras, según el Banco Central de la República Dominicana, la entrada de divisas derivada de la IED entre 2010 y 2020 generó una media de 2,53 billones de dólares de los EE.UU. al año, y la IED en el sector turístico representaba el 21,35% de los flujos de IED acumulados del periodo. Las cifras de las inversiones de nueva planta de la IED muestran que la República Dominicana ha atraído más de 26 proyectos, habiendo recibido casi 5.700 millones de dólares en inversiones turísticas de capital para la región entre 2016 y 2020, solo por detrás de México.

Respecto a la contribución al PIB por sectores, el tejido económico de la República Dominicana ha cambiado significativamente, pasando de ser una economía donde más del 50% del PIB procedía del sector primario (actividad agrícola y ganadera, silvicultura y pesca) y otros sectores secundarios (minería, manufacturas, construcción, fabricación de bebidas y productos del tabaco) a convertirse en una economía impulsada por el sector de servicios. En 2019, el sector de servicios generó el 61% del PIB y más del 70% del empleo. Por todo ello, el sector turístico se ha convertido en un pilar clave para la economía del país que genera entre el 15% y el 16% del PIB, incluido su impacto indirecto.

No obstante, recientemente, la crisis de la COVID-19 ha afectado inevitablemente a la economía de la República Dominicana. En 2020, la pandemia generó un declive de -6,7% de PIB, mientras que el déficit fiscal crecía hasta el 7,7% del PIB, muy por encima del 2,2% previsto para ese año. Aun así, y a pesar de la conmoción global, la República Dominicana demostró un comportamiento muy notable durante la pandemia. De hecho, la economía del país se ha ido recuperando y alcanzó en 2021 un nivel de crecimiento económico similar al de antes de la pandemia, siendo el sector turístico el responsable de aproximadamente el 38% de esta recuperación. Por otra parte, la inversión extranjera directa en el sector turístico llegó a los 942 millones de dólares de los EE.UU., lo que convierte al sector en el mayor receptor de IED de la República Dominicana en 2020.

La fuerte recuperación económica del país se considera resultado del Plan de Recuperación Responsable del Turismo, implementado en agosto de 2020, la exitosa campaña de vacunación y el crecimiento previsto de la economía de los Estados Unidos de América. Estos últimos son la principal fuente de ingresos a través de las remesas familiares y del gasto generado por los turistas. El Plan también hizo posible que la República Dominicana se convirtiera en uno de los primeros países que reabrieron sus fronteras al turismo antes que el resto de la región, permitiendo que hoteles, bares y restaurantes crecieran un 32,1% en 2021.

Conclusiones

  • La República Dominicana ha mostrado un comportamiento notable durante la pandemia, alcanzando récords en apertura del mercado y tiempo de recuperación, así como en ocupación hotelera. Sin embargo, el sector turístico necesita diseñar una propuesta de valor más innovadora y sostenible para diversificar la oferta del clúster turístico y potenciar los efectos en otros sectores importantes de la economía, lo cual generará empleos de mayor calidad y creará además oportunidades de negocio intersectoriales.
  • El marco jurídico relativo a la IED en la República Dominicana es amplio y de calidad suficiente respecto a la regulación de las entidades corporativas y su establecimiento, así como en cuando a fiscalidad y beneficios de alcance genérico o sectorial. No obstante, es necesario modernizar y fortalecer el marco jurídico institucional para racionalizar los procesos y ejecutar la regulación mercantil, la protección de los inversores y la resolución de insolvencias.
  • La digitalización de la cadena de valor del turismo es imprescindible, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, lo cual permitirá la aceleración y la transformación digital del sector. En realidad, las pymes podrían tener que adoptar herramientas digitales y generar capacidades tecnológicas para atraer a los visitantes e interactuar con ellos, así como para promover y posicionar los destinos turísticos mediante una presencia digital.
  • La República Dominicana debería seguir promoviendo instrumentos de financiación verde y sostenible y programas para el sector turístico. Con ello, los destinos podrían conservarse como bienes naturales y sostenibles y se mejoraría el valor de las experiencias locales y la sostenibilidad ambiental. Lo anterior permite el desarrollo de una propuesta de valor diferente y la alineación de proyectos estratégicos prioritarios pendientes de inversiones y nuevos avances.
  • La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de diseñar mecanismos de especialización y formación de talento para promover empleos de calidad en la cadena de valor del sector turístico y abordar las desigualdades existentes en el sector. En este nuevo contexto, el sector turístico de la República Dominicana debe desarrollar el talento y la especialización de sus subsectores mediante proyectos innovadores y oportunidades de negocio que atraigan IED. Con ello se podrá generar empleo de calidad, mitigándose el impacto de futuras crisis y caídas de la demanda.